Salud |
Perfil Mirta Roses Periago |
"Quiero que no haya brechas económicas para la atención sanitaria, que todos los países trabajemos unidos", dice esta experta en epidemiología y enfermedades infecciosas, que desde hace 18 años coordina programas sanitarios en la OPS, donde hasta ayer era subdirectora. "Todavía lo estamos celebrando aquí con mi marido Antonio y con mis colaboradores. Tengo que volver ya mismo a la sesión donde se está debatiendo el programa de vacunación para la región. Es que la 26º Conferencia Sanitaria Panamericana aún no terminó", dice. Y agrega, "ser mujer no me dio ninguna ventaja, al contrario, llegar a esto fue una gran batalla que gané a fuerza de corazón". La votación fue compleja: entre los 38 ministros de Salud de los países asociados, hubo dos votos anulados. Ella tuvo el apoyo de Brasil, los países del Cono Sur y el Caribe, no de Canadá ni de los Estados Unidos. Su currículum abunda en títulos y honores universitarios. El hecho es que después de encabezar equipos de vigilancia epidemiológica y control de catástrofes en Trinidad, la República Dominicana y Bolivia, se mudó a Washington en 1995 para ocupar altos cargos en la OPS. La acompañaron su esposo Antonio y sus cuatro hijos, Cecilia (28, psicóloga), María Victoria (25, bióloga), José Manuel (23, cientista político) y María Eugenia (21, cientista ambiental). Confiesa estar "un poco triste" porque una de sus hijas, María Victoria, "viaja justo hoy a Valencia, España, para perfeccionar allá sus estudios de biología, pero la vida es así. Mi hija Cecilia vive en Barcelona. Acá se quedan los más chicos". Cree firmemente que el aborto debe ser despenalizado "porque las mujeres tene mos el derecho de disponer libremente de nuestros cuerpos. Estoy a favor de la vida, pero criminalizar el aborto lleva a la práctica clandestina. Así, las mujeres humildes pagan con la muerte y las mujeres en buena situación económica acceden a clínicas donde esto se hace sin riesgos". También sostiene que "la violencia doméstica es un problema de salud pública que atraviesa todos los niveles sociales, debe encararse desde el Estado con programas de ayuda y sin hacer juicios falsamente moralistas". A la hora de hacer un diagnóstico de la situación en el continente, asegura que "últimamente se consiguió elevar seis años más el promedio de vida. Por eso debemos aprovechar la experiencia de países como Canadá, Chile, Costa Rica y Cuba. La salud debe llegar a todos, a las mujeres campesinas que son jefas de hogar, a los pueblos indios, a los ancianos que no tienen redes de protección social, a los discapacitados, a los jóvenes desocupados". Cree que la Argentina "se manejó bien al sostener las campañas de vacunación a pesar de la crisis económica. Pero tiene un sistema de salud muy fragmentado y poco solidario, que ahora estalló. Las clases medias empobrecidas atestan los hospitales públicos y desplazan a los más pobres. Abundan los casos de anorexia y bulimia entre los más ricos, así como los casos de obesidad y desnutrición por pésimas dietas entre los pobres". Como oficina regional de la Organización Mundial de la Salud dependiente de las Naciones Unidas para el continente americano, la OPS es una institución que capacita a médicos de la región y asesora a los gobiernos. Tiene innumerables programas sanitarios dedicados a enfrentar desastres naturales y distintas enfermedades. Por caso, el SIDA (la región tiene dos millones de infectados, con el mayor riesgo en el Caribe) hasta el dengue y la tuberculosis. Más de 200 millones de personas viven bajo la línea de pobreza en el continente y el 76 % habita en ciudades. A pesar de este panorama, la doctora Roses insiste en que "el trabajo en equipo es la salida. En el Cono Sur hemos logrado controlar el Mal de Chagas en buena parte del territorio de Paraguay, Chile y provincias del sur de Bolivia y el norte argentino, Es el fruto de diez años de trabajo". Fuente: Clarín |