Institucionales

Salud:
La financiación del sistema, una deuda aún pendiente

La Superintendencia del área reconoció que últimamente sus ingresos se han incrementado un 20 por ciento, pese a lo cual, la mayor parte de las obras sociales mantienen los mismos valores arancelarios. Polémica decisión del presidente Kirchner.

Mientras que desde diversos ámbitos oficiales se insiste en remarcar cierta recuperación en algunos sectores de la economía nacional al punto que desde la Superintendencia de Servicios Sociales se ha anunciado públicamente un incremento de los ingresos de ese organismo del orden del veinte por ciento, los aranceles profesionales reconocidos por la mayoría de las obras sociales, siguen congelados o mantenidos en valores que distan de sus costos reales.
Más aún, en el marco de una decisión que obedece solamente a inocultables fines políticos, el presidente Néstor Kirchner redujo, en el proyecto de ley de presupuesto para el año próximo, los fondos destinados a las obras sociales sindicales en el orden de los ochenta millones de pesos, significativo monto que fue transferido a partidas destinadas a los planes sociales que manejan diferentes organizaciones conocidas genéricamente como “piqueteras”.
Así las cosas, y sin que los fondos incrementados de la Superintendencia se trasladen a mejorar, al menos por ahora, las flacas retribuciones de los profesionales de la salud, principales actores del sistema, la situación planteada entre los efectores sigue siendo de la mayor gravedad.
Los bioquímicos seguimos padeciendo en nuestros costos de laboratorio, los graves efectos producidos ya hace más de 22 meses por la salida de la convertibilidad y la consecuente devaluación de la moneda nacional.
Todos sabemos que no son pocos las determinaciones en las que se pierde dinero y también aquellas en las que no se obtiene margen alguno, pero la situación permanece inalterable, sólo que con el paso del tiempo, las desfinanciación termina por ampliar progresivamente el número de laboratorios que deben cerrar sus puertas como es de público conocimiento.
El resto de los profesionales sanitarios, como se sabe, enfrenta situaciones de la misma gravedad, por lo que el conjunto del sistema sigue en una picada que, por ahora, pareciera no encontrar su fondo.
Al mismo tiempo, el conjunto del sistema sigue tambaleando peligrosamente. Las prácticas cubiertas por las distintas obras sociales siguen disminuyendo no solamente en cantidad sino en montos, de modo tal que los beneficiarios para acceder a determinadas prestaciones, ahora las deben pagar de su propio bolsillo y, en el mejor de los casos, esperar varios meses a que una parte de ese dinero les sea reintegrado.
La situación en la esfera estatal no es distinta; por el contrario, en los centros asistenciales públicos mes a mes se agudiza las carencias de insumos, con nosocomios que deben cerrar servicios y postergar intervenciones quirúrgicas, entre otras dificultades, debido a la falta de fondos que se registra.

Panorama incierto

En algunos casos, la Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires ha decidido apelar a la interrupción de servicios a ciertas obras sociales, algunas de las cuales luego han vuelto a negociar con FABA nuevos valores arancelarios. En otros casos, el problema de los costos y el congelamiento de las retribuciones profesionales no deja margen para evitar que el beneficiario de la mutual deba hacerse cargo de la diferencia.
Con este cuadro de situación, el panorama futuro a corto y mediano plazo se plantea de manera por demás incierta. La política del gobierno nacional y la del bonaerense no hacen alentar expectativas favorables en lo inmediato.
Las pautas de superávit fiscal comprometidas con el Fondo Monetario Internacional en el marco de una incierta y parcializada recuperación de la economía del país no permiten vislumbrar el modo en que pudieran volcarse fondos extras al sistema de salud. Debe reiterarse en este punto la decisión del Presidente de la Nación en el sentido de restar ochenta millones de pesos a las obras sociales sindicales en el presupuesto que el Congreso analiza para el año próximo, cuestión que sin duda, y de no mediar otras resoluciones compensadoras, agravará aún más la ya muy grave situación.


Institucionales