La mayoría de
las denuncias por discriminación registradas en el último
año en Argentina son relativas a la salud y alcanzan el 34% del
total, según un informe del Foro de Organizaciones no Gubernamentales
(ONG), que lo adjudicó a “un abandono de las responsabilidades
por parte del Estado”.
Esta entidad, que agrupa a 25 ONG de ocho provincias, presentó
la conclusión tras contabilizar 2.058 denuncias por discriminación
en la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense entre el 14 de
mayo de 2003 y el 18 de mayo de 2004, en un estudio que realizó
por noveno año consecutivo.
“Unas 690 denuncias son relativas a cuestiones de salud, lo que
representa más del 33% del total y de ellas 395 fueron hechas por
personas con VIH positivo o con sida”, dijo Daniel Barberis, director
del Centro de Denuncias del Foro.
“Los denunciantes en general nos dicen que no tienen donde recurrir
para exigir que se cumplan los servicios que deben cubrir sus prepagas
u obras sociales”, agregó.
El representante del Foro, que además es psicólogo social,
afirmó que “esto se da porque existe un abandono de las responsabilidades
por parte del Estado”, lo que hace que “los particulares recurran
con sus denuncias de arbitrariedades discriminatorias a las ONG”.
En el informe anual de esa entidad sobre discriminación, de un
total 2.058 casos denunciados el 33,52% corresponde a salud, el 19,29
al área laboral y el 10,45% al racial.
Otros ítems que se incluyen son denuncias por incorrección
de datos sobre actividad económica, con el 8,77%, por ideología
el 5,01, por religión el 3,83, por edad el 3,50, por orientación
sexual el 3,42 y por género 2,60%.
Barberis subrayó que “en el conflicto discriminatorio sobre
cuestiones de salud hay un abandono de las obligaciones del Estado”
y que “no existe un equilibrio entre lo que son las compañías
de salud prepagas y el usuario”.
“Muchas de ellas, cuando tienen que cubrir el servicio empiezan
con dilaciones o no lo reconocen o entregan medicamentos de dudosa calidad,
y a todo esto el Estado no lo supervisa o lo hace mal”, añadió.
Con relación a la calidad de los medicamentos utilizados, explicó
que “la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos
y Tecnología (ANMAT), que es la encargada de analizar y aprobarlos,
no está funcionando bien”.
Barberis afirmó que a “la medicación de alta complejidad,
la ANMAT la aprueba sólo a través de formularios presentados,
sin realizar análisis y sin comprobar sus componentes y la calidad
de sus principios activos”, lo que “generalmente deriva en
efectos secundarios indeseados” y después surgen las denuncias.
El representante del Foro explicó que “a medida que pasa
el tiempo la gente identifica cada vez mejor su actividad discriminatoria
en contra”, y entonces, “lo que antes suponía era un
error suyo, hoy sabe que es un derecho que le conculcan”.
En el área laboral, el informe destaca que “hubo 397 casos
de incidentes discriminatorios que demuestran la valentía de los
denunciantes en una situación de extrema debilidad frente a la
potencial pérdida de la fuente laboral” y que “aún
así optaron por expresar su disgusto ante la injusticia”.
El Foro de ONG agrega en su documento que “por el marco general
de situación creemos que son muchísimos más los casos
no denunciados”.
Como conclusión, sostiene que “sumados los ejes Salud y Laboral
podemos ver que de cada 10 casos denunciados, más de la mitad están
referidos a dos cuestiones donde el Estado sigue abandonando lo que debería
ser indicio claro de su intervención y responsabilidad”.
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