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Chagas: sólo en Capital Federal se detectaron más de 3.000 casos

El preocupante dato corresponde a los seis últimos meses y surge de un estudio realizado a nivel oficial.

En la ciudad de Buenos Aires se reportaron 3.086 casos de mal de chagas en los últimos seis meses, de acuerdo con un estudio de la Secretaría de Salud porteña que señaló que el 80 por ciento de estos nuevos infectados sólo tiene instrucción de nivel primario.
Aunque no hay una estadística comparativa, Luisa Giménez, de la Dirección de Redes de salud del gobierno porteño, había destacado el año pasado que en el primer semestre de 2003 se habían detectado 750 casos.
En Argentina se calcula que exsten entre 3,5 y 4 millones de portadores del mal de chagas y que unos 300.000 padecen la enfermedad.
El estudio de la Secretaría de Salud porteña, basado en datos recabados en todos los hospitales públicos de la ciudad, destaca que en el período estudiado hubo 323 niños infectados por el mal de Chagas, 13 de ellos congénitos.
Además, el 86,6 por ciento de los enfermos reportados en la Capital Federal sufren Chagas por la picadura de la vinchuca, el modo más común de trasmisión, mientras que el 73,8 son personas que vinieron a Buenos Aires provenientes de otros provincias argentinas.
El estudio remarca que el 6 por ciento de las embarazadas tenían Chagas y que el 80 por ciento de los infectados no tenían estudios que fueran mas allá del nivel primario.
El informe dado a conocer por el director general de redes de salud del gobierno porteño, Héctor Bercel, subraya además que sólo el 1,5 por ciento de los infectados tiene cobertura de obra social.
Bercel destacó que el Chagas en la Argentina “es una enfermedad que no se puede erradicar pero que es posible atenuar su impacto, como ocurrió en otros países de latinoamérica, tal el caso de Brasil”.
“Es una enfermedad de la pobreza y de la dominación”, dijo Bercel quien agregó que “Estados Unidos tiene muy pocos casos pero desde México hacia el sur esta lleno de áreas endémicas por lo que se calcula que existen entre 15 y 18 millones de enfermos”.
El principal agente transmisor es la vinchuca, aunque en la ciudad de Buenos Aires “no se han encontrado rastros de este insecto”, dijo el funcionario.
Las otras dos formas de transmisión son las transfusiones sanguíneas y la vía trasplacentaria, es decir los casos de madres portadoras del parásito del mal de Chagas que contagian a su hijo en el momento del parto.
Bercel explicó que en la ciudad de Buenos Aires “se estableció un programa de detección temprana de la enfermedad, por el cual al recién nacido se lo somete a diversos análisis y en un 100 por ciento de los casos se detecta la enfermedad”.
El funcionario remarcó que “el enfermo de Chagas, si bien tienen complicaciones cardiológicas o digestivas, puede trabajar normalmente y puede seguir con el Chagas toda su vida”.
“Esto es necesario saberlo porque en muchos casos los enfermos de Chagas son discriminados y no pueden insertarse en la sociedad a nivel laboral”, destacó Bercel.
Jiménez explicó que los datos de Capital Federal demuestran que la enfermedad se “urbaniza por las migraciones internas y el contagio de madre a hijo”, pero gracias al programa de detección se pudieron “negativizar” a casi todos los niños con el parásito.
“Si en Buenos Aires surgen esos datos -explicó-, en las provincias del norte las cifras deben ser cien veces más altas, pero si no trabajamos en red no podemos conocer la cantidad de pacientes chagásicos”.
“En Buenos Aires no hay ranchos de techo de paja y paredes de adobe, ni vinchucas, pero los pacientes llegan acá debido a que el paciente ha migrado, desde Perú, Chile, Paraguay y las provincias del norte”, manifestó.
La cardióloga recordó que la enfermedad “se puede negativizar en niños y con buenos resultados de tolerancia a la medicación hasta los cinco años, pero no pasa lo mismo con los adultos”.
La enfermedad fue descubierta en 1909 por el epidemiólogo brasileño Carlos Chagas, quien fue denostado en su país, como pasó en la Argentina con el médico Salvador Mazza, quien lo siguió y fue su continuador en la investigación del mal.
El mal causa una cardiopatía que no aparece en todos los pacientes, por lo que algunos llegan a los 80 años con normalidad y otros necesitan usar marcapasos desde los 30 ó 40 años.

Alternativa quirúrgica

Las áreas del corazón afectadas de un paciente con Mal de Chagas fueron recuperadas durante una operación inédita practicada en el Hospital Presidente Perón de Avellaneda, donde los cirujanos lograron inyectar células de médula ósea en el músculo cardíaco deteriorado.
Jorge Trainini, jefe del servicio de Cirugía Cardíaca de ese centro de salud, practicó el pasado 8 de julio un autotrasplante de médula ósea en una mujer sanjuanina infectada por el Mal de Chagas, que es una enfermedad que provoca la picadura de la vinchuca y afecta a cerca de 3 millones de personas en el país.
El médico, quien ofreció una conferencia de prensa para difundir los detalles de la intervención, estimó que con esta intervención se “proyecta que, en un lapso de tres meses, podrá recuperarse el 60 por ciento” de las áreas dañadas en un corazón con cardiopatía chagásica.
El parásito del Chagas, después de permanecer un tiempo en el organismo provoca, la llamada cardiopatía chagásica, que desestructura el sistema y produce una fibrosis en el corazón que genera insuficiencia y puede ocasionar la muerte al enfermo.
La terapia celular que emplea desde el 2001 el servicio a cargo de Trainini se aplicó con éxito en pacientes en los que estaba identificada un área dañada, pero es la primera vez que se hace en un enfermo con mal de chagas, donde son múltiples las áreas afectadas y, en algunos casos, se recurre a un trasplante cardíaco.
Trainini explicó que se le extraen al enfermo “entre 50 y 60 centímeros cúbicos de médula ósea, de los cuales se le inyectan en el corazón entre 6 y 7 centímetros”, después de “enriquecer las células y buscar la viabilidad” en el órgano afectado.
Puntualizó que la extracción de la médula se realiza 6 u 8 horas antes de la intervención y la inmunización del paciente se logra con las drogas que se aplican para controlar la enfermedad.
La investigación y puesta en marcha del proyecto médico fue realizada entre el equipo de Trainini del Hospital Presidente Perón, el hospital Interzonal de Agudos Rodolfo Rossi de la ciudad de La Plata, el Instituto Nacional de Chagas y epidemiólogos de San Juan.
Oscar Fariña, viceministro de Salud bonaerense, destacó la importancia de este hallazgo científico para paliar “la epidemia más importante del cono sur, que afecta generalmente a personas en condiciones de pobreza”.
El funcionario puso de relieve la generación de proyectos científicos que “pueden lograrse por la estructura con la que cuenta el hospital público” y en referencia a la acciones contra el mal de Chagas, calificó como esencial “mejorar las condiciones habitacionales de las zonas rurales donde se procrea la vinchuca”.
La enfermedad de Chagas no es contagiosa y la transmite al ser humano una vinchuca que está infectada.
Ese insecto, cuando chupa la sangre de una persona, efectúa deposiciones sobre la piel y esas deyecciones contienen millares de tripanosomas con capacidad de causar la parasitosis que afecta al organismo.


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