Interés General

Bromatología

Conservación de las carnes


El nitrito de sodio es la sal por excelencia para el curado de las carnes. Este procedimiento mejora el sabor del producto e impide el desarrollo de intoxicaciones bacterianas en especial botulismo.
Sin embargo, debe ser administrado con cuidado para evitar que se generen productos tóxicos como las nitrosaminas.


Por Ana María Pertierra
Uno de los productos más ampliamente utilizados para la conservación de las carnes son las sales de curado, es decir los nitritos y nitratos de sodio y de potasio. Si bien el Código Alimentario Argentino (CAA) regula las cantidades máximas permitidas en estos productos, investigadores del Conicet estudian la posibilidad de minimizar el uso de esas sales en las conservas cárnicas con el fin de reducir sus efectos indeseables.
En diálogo con Faba-Informa la doctora Noemí Zaritzky, titular del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA) dependiente del Conicet, explicó que si bien las sales de nitrito de sodio y potasio son inhibidoras del desarrollo de bacterias esporógenas, sobre todo del Clostridium botulinum, también se sabe que forman, producto de la reacción con aminas secundarias, nitrosaminas y nitrosamidas que son poderosos agentes cancerígenos.
Además de evitar problemas sanitarios estas sales realzan aspectos organolépticos del producto tratado como el color y el sabor. El color rojo púrpura de la carne curada sin cocción resulta de la reacción química entre el nitrito y la mioglobina del músculo que produce la nitrosomioglobina. Si el producto se somete a cocción este compuesto se convierte en una sustancia llamada nitrosomiocromo que presenta un característico color rosado. Estos resultados se generan por una serie de cambios químicos que todavía no están dilucidados por completo.
Lo que sí se sabe es que en muchos alimentos se encuentran cantidades variables de nitrosaminas sobre las que no existen dudas acerca de su poder cancerígeno. La detección de estos tóxicos se hace mediante cromatografía gaseosa y es preciso determinar incluso trazas de su presencia es decir cantidades inferiores a 0,1 ppm.
A la dosis de nitritos propia de los productos cárnicos curados se le agrega la de nitratos ingerida con algunas verduras y ocasionalmente con el agua de bebida que se reducen a nitritos por acción de la microflora de la saliva, requisito necesario para que ocurra la reacción de nitrosación que conlleva a la liberación de dimetil o dietilnitrosaminas. Para inhibir este tipo de reacciones suele utilizarse ácido ascórbico como agente reductor. Al mismo tiempo, los tocoferoles tanto como otros componentes de los alimentos inhiben ciertas reacciones de sustitución.
El Código Alimentario Argentino establece como límite superior el agregado de 150 ppm de nitrito de sodio y potasio y de 300 ppm de las sales de nitrato. Sin embargo, en Estados Unidos las exigencias son más estrictas. La FDA señala que la suma de nitritos y nitratos no debe superar las 200 ppm.
Un adecuado balance entre los aportes endógenos y exógenos de nitrito al producto tratado podría lograrse disminuyendo la adición de nitritos y nitratos a las carnes procesadas, agregando inhibidores como ácido ascórbico y tocoferoles a los alimentos y controlando la cantidad de nitratos en las verduras.
Nitritos para el corazón
Un reciente informe que apareció en el Journal of Clinical Investigation da cuenta de ciertos experimentos con ratones que demostraron que la infusión de pequeñas cantidades de nitrito de sodio reducían el daño del tejido cardíaco después de un ataque al corazón en un 67 %. Además, el mismo efecto se observó en el tejido hepático que fue sometido a daños deliberados. Se utilizaron dosis muy bajas, suficientes para aumentar ligeramente el nivel que se halla en la circulación.
El doctor Mark Gladwin, coautor del citado informe y jefe de la sección de terapia cardiovascular del National Heart, Lung and Blood Institute de Bethesda, señaló que “los estudios en animales muestran que el cuerpo tiene una pequeña reserva de nitrito de sodio que en tiempos de emergencia se convierte en óxido nítrico, que se sabe incrementa el flujo sanguíneo por sus propiedades vasodilatadoras”
El trabajo experimental será ampliado a animales más grandes como los cerdos cuyos organismos están más próximos al de los humanos. Por otra parte, se está estudiando el rol que podría tener esta sal en la conservación de los órganos para trasplante.


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